RADIO "PONCHOSVERDES.FM"

martes, 31 de mayo de 2016

¿Por qué existen las mujeres machistas?

El feminismo no es un activismo que sea confortable, ni para hombres ni para mujeres. No nos han educado en una cultura feminista, más bien todo lo contrario. Cuando leí la primera parte de “La Teoría King Kong” de Virginia Despentes sentí que algo debería estar equivocado en mí por dar con ese párrafo en el que dice: “Escribo desde la fealdad, y para las feas, las viejas, las camioneras, las frígidas, las histéricas, las taradas…”.
Me sobresalté porque no me consideraba nada de eso, quizás un poco de cada uno de los adjetivos pero no en su totalidad. Me pregunté por qué empezaban a interesarme esas lecturas que describían a tipos de mujeres con las que en realidad no quería identificarme.
Son tipos de mujeres estigmatizadas por nuestra sociedad patriarcal, pero pensando en las mujeres que me rodean y en mí misma saqué la conclusión de que toda mujer posee algo de eso. El término histérica se hizo famoso por las pacientes de Sigmund Freud, el mismo autor que decía que la mujer quería “tener un falo” y estaba acomplejada por ello. 
El machismo es académico, intelectual, científico, sexual, comunista, neoliberal, católico o laico. Está tan generalizado e interiorizado en nuestras vidas que asusta hacerle frente, por eso presenta tanta resistencia por parte de los demás. Propugna un cambio real respecto a todo lo asumido por la historia de la civilización.

La estigmatización de las mujeres que luchan por sus derechos

El problema reside en la forma en la que se ha ridiculizado a todo un género y a su lucha utilizando frases del tipo vas “por el mal camino”. Darte cuenta de que vives en un sistema opresor y quejarte es una “mala elección”. Te pondrán calificativos negativos de todo tipo para frenar la revolución que planteas.
Hombres machistas que insultan a toda mujer que lucha para mejorar su situación en el mundo. Mujeres machistas que los secundan y los apoyan en ello.¿Qué es peor?
EvolucionMach
Si duele que un hombre te insulte y ridiculice por luchar contra una injusticia social flagrante y mundial, todavía duele más si viene por parte de una mujer. No olvidemos que si actualmente algunas sociedades han mejorado en materia de igualdad es por la acción del movimiento feminista. Si hoy podemos votar fue por acciones como la de Emily Davison, que murió mientras intentaba detener al caballo del rey George V pidiendo el voto femenino.
El patriarcado nunca ha concedido facilidades para dar derechos a las mujeres.Ha sido el movimiento feminista el que los ha implorado, peleado y conquistado

Una cuestión de poder

No existe sistema de opresión más antiguo y más globalizado que el asalto continuado a la dignidad de la mujer, de todas las formas posibles. Actualmente, en Arabia Saudí existe un debate entre hombres para dilucidar si la mujer puede considerarse ser humano o no.

Este atropello a la integridad física y moral de las mujeres se da en todas las sociedades, son hombres de todas las ideologías y creencias los que se reúnen para decidir cómo debe ser la vida sexual de las mujeres, su vida reproductiva y familiar. El dictador comunista Nicolae Ceausescu pedía a la securitate que “controlase” la menstruación de las mujeres y los hijos que le daban al estado.
“No queremos quebrantar las leyes, queremos redactar las leyes.”
-Emmeline Pankhurt-
El feminismo quiere la igualdad y por ello no quieren que se sigan promulgando leyes que las perjudican, siendo sus principales víctimas en materia de igualdad y libertad. El feminismo no quiere que el poder más antiguo del mundo siga haciéndolo porque nunca las mujeres han resultado beneficiadas, sino las principales perjudicadas.
Mujer gritando

¿Por qué las mujeres se hacen cómplices del poder que las oprime?

Las mujeres constituyen el 52% de la población.Tener a toda esta población bajo leyes que limitan sulibertad para trabajar, por ejemplo, elimina ipso facto a la mitad de potenciales competidoras por un trabajo, así se ha construido la desigualdad. No son solos las leyes las que impiden la igualdad, sino el cuestionamiento moral de todo lo que hacen las mujeres.
Mientras las mujeres se preocupan por mantener una imagen perfecta a todos los niveles y siguen preocupadas por nimiedades acerca de su reputación, están entretenidas en el miedo y la angustia. Mientras ellas están entretenidas, los hombres siguen tomando las decisiones importantes: para ellos con privilegios y para ellas con falta de empatía.
Es normal que en este contexto muchas mujeres opten por “no montar el escándalo”, por no desafiar lo establecido, prefieren seguir adorando al machista que las oprime a tomar las riendas de su lucha, tremendamente incómoda ya que se libra a todos los niveles. Aparecen escandalizadas por las mujeres feministas, las mismas que luchan por los derechos que ya tienen o que van a necesitar a lo largo de su vida.
Saben que nunca terminarán siendo las principales beneficiadas por su posicionamiento, pero jamás se verán tan perjudicadas si deciden lo contrario. Adoptan una posición de complicidad con el patriarcado, defendiendo los roles machistas que emanan de él. Juzgan a las demás tachándolas de radicales y locas. Automáticamente se ganan su favor, ganan el poder que les concede el machismo, aunque en soledad sus dientes rechinen y su conciencia también.
Las mujeres son machistas porque no quieren perder la buena reputación que su comportamiento genera en el patriarcado. Serán las principales beneficiadas por ello aunque en realidad solo reciban migajas.
Incluso en las actividades que realizan habitualmente las mujeres son los hombres los que destacan: ellas cocinan, ellas cosen, ellas decoran, ellas escuchan….pero son los cocineros, los diseñadores o los psiquiatras los que destacan. ¿Nunca te has preguntado por qué? La respuesta no está en la naturaleza o en nuestros cerebros. La respuesta está en el machismo, que encumbra a unos e invisibiliza a otras.

La respuesta a las mujeres machistas no es el enfado, sino la compasión

Si el feminismo triunfa, el sistema establecido se desmoronará. Se trata de construir desde una nueva concepción: la búsqueda de igualdad, no de poder. Eso atañe a todo, no solo es una cuestión degénero, pero es el punto que comparten todo tipo de abusos de poder en el mundo.
Asumir que los mujeres y los hombres tienen que gozar de los mismos derechos, es asumir que ser mujer no será un factor de riesgo para sufrir cierto tipo de opresión y violencia que un hombre jamás conocerá por el mero hecho de ser hombre. Es asumir que el tiempo de las cavernas donde la fuerza era lo más importante para sobrevivir ha terminado.
Hombre y mujer en una balanza en equilibrio
Es asumir que no existe razón alguna, como seres racionales, para que una mujer sea violada o agredida simplemente “por una cuestión de instinto”. Es asumir la conciliación real familiar entre hombres y mujeres porque no existe ningún gen que justifique la mayor carga familiar solo por parte de las mujeres.
Mientras, a las mujeres que siguen siendo sus cómplices no hay que verlas con odio, hay que compadecerlas. Compadecerlas por su ignorancia e hipocresía y porque irremediablemente, ellas necesitarán del feminismo en algún momento de su vida aunque se nieguen a reconocerlo.
Las demás dejamos ese triste papel a un lado, para ser protagonistas de nuestra propia lucha, de nuestra propia vida y nuestra propia historia, que parece ya no tener freno hasta que la desigualdad desaparezca.


FUENTE: https://lamenteesmaravillosa.com/existen-las-mujeres-machistas/#

NeoMachismo es tan fácil detectarlos



Resulta estresante cargar con la perspectiva de género en todo lugar. Cuando te sumerges y tienes contacto con el feminismo, cuando ya es parte de nuestra vida y se mezcla con la identidad y personalidad, es difícil dar marcha atrás.
Observar, analizar, cuestionar y señalar, es algo que nos permite verlo desde una perspectiva de las gafas violetas. Desde esta perspectiva, descubrimos explicaciones en demasía situaciones anteriormente no tenían una respuesta clara: estereotipos, estándar de belleza, puestos de altos mandos, ingresos, violencia de género y un sin fin de situaciones que demandan ser cuestionados y analizados desde ésta perspectiva.
Cuando hablamos a un nivel global bajo ésta perspectiva, es mucho más sencillo llegar a un acuerdo, ya que la desigualdad se acentúa más y afecta menos (aparentemente) en la vida cotidiana. Pero, ¿qué sucede cuando observamos desde una perspectiva a nivel cotidiano y perceptible?. Cuando observamos y cuestionamos el machismo que nos perjudica el día con día, concreto y real en nuestras vidas, es cuando estamos hablando de El Neomachista.
Declararse machista en la actualidad no es tan fácil, ya que esa palabra es relacionada con los valores indeseados e incluso arcaicos. No es por casualidad, es el trabajo constante de la mujer durante siglos. Por eso el machismo se transforma vistiéndose de manera que no se manifiesta como tal, más sutil, pero el objetivo es el mismo: seguir teniendo los privilegios mismos del patriarcado.
Combatir con El Neomachista es una tarea nada sencilla, pero como en muchos de los casos, es más práctico llegar a las personas por medio del diálogo sereno e inteligente, incluso desde el punto de vista humorístico, aquí te traemos un decálogo sobre la detección y sus respuestas ante los comentarios de El Neomachista:
1) Yo no soy feminista ni machista, yo creo en la igualdades un error constante producto de la inconsciencia. Ser feminista es reivindicar la igualdad de los derechos entre hombres y mujeres. El machista se ajusta o adecua por actitudes, conductas y creencias de superioridad del hombre hacia la mujer.
2) También hay violencia de género contra los hombres: cultural he ideológicamente es inexistente la violencia de género que oprima al hombre por parte de la mujer. La violencia se da en la pareja; el hombre hacia la mujer y tiene sus raíces en el patriarcado, androcentrismo, ese idea tradicional de amor y su posesión, crean el fenómeno social que se da en todo el mundo, en todas las culturas y que provoca sólo en nuestro país de 50 a 70 mujeres asesinadas por sus parejas al año. De suma importancia la situación y requiere respuestas sociales, políticas y educativas definidas.
3) Existen muchas denuncias falsas: Según la Fiscalía General del Estado, el porcentaje de denuncias falsas en materia de violencia de género es de un 0,018%. Aquí la cifra.
4) Eres una feminazi radicalPalabra inventada por El Neomachismo para ridiculizar al movimiento feminista, la cual ha sido usada por neomachistas de renombre como Arturo Pérez Reverte para atacar al movimiento.
5) El lenguaje inclusivo es una tontería, acabaremos diciendo sillas y sillos: Utilizar el lenguaje de manera ordenada  ayuda a construir un pensamiento y representación mental, si no se ve, no se dice, no existe. El lenguaje se ha adaptado con la base cultural y social del patriarcado, es por esto por lo que debe cuestionarse. El argumento de utilizar sustantivos femenino-masculino es una prueba más en la que se quiere ridiculizar el lenguaje no sexista sin fundamento.
6) Son muy pesadas con eso del feminismo
efectivamente, hay días en los cuales nos da por luchar para reivindicar nuestros derechos y nuestro lugar en cualquier aspecto de la vida. Incluso en aquellas situaciones en las que la desigualdad es poco apreciada.
7) No es acoso, es un piropoun piropo como tal es agradable para aquella persona que se conoce y se dice con respeto y con la intención de alegrar a dicha persona para mostrar su afecto. Silbar y/o gritar en la calle a una mujer que no se tiene conocimiento de su persona algo relacionado con su cuerpo o su ropa es un acoso verbal.
8) Me da igual que sea un hombre o una mujer, lo que importa es la persona: un argumento constante en organizaciones gubernamentales o sociales cuando del tema de igualdad de géneros se trata. Por la poca o nula referencia que se tiene respecto a las cuestiones relacionadas con el liderazgo y estereotipos, es probable que el protagonismo acabe siendo masculino.
9) También debería existir un día del hombre: el 8 de marzo fue declarado el día Internacional de la Mujer Trabajadora por la ONU en 1975. Conmemora las luchas de las mujeres obreras que reivindicaban sus derechos y la igualdad en la sociedad. Hoy en día aún se vive en una sociedad opresora hacia la mujer y en la que la desigualdad en el ámbito laboral, económico, político y familiar sigue siendo un tanto evidente, por lo que seguimos luchando y reivindicando nuestros derechos cada día y, en especial, el 8 de marzo.
10) Ya hemos conseguido “la igualdad”: error es creer que la mujer ya está en igualdad de condiciones en todos los ámbitos de la vida. La infrarrepresentación política, la brecha salarial, las mujeres asesinadas por sus parejas, el techo de cristal o el sobrecargo de los cuidados nos dicen otra cosa: vivimos en una sociedad dispar.
Cuando los privilegios del género masculino, es cuando se sienten amenazados y es cuando el cuestionamiento provoca respuestas a la defensiva de El Neomachista.
Es por esto que el feminismo es necesario porque nos hace crecer, el feminismo es necesario para ser felices.

Fuente: ANÓNIMO.

viernes, 27 de mayo de 2016

"Hemos sido educados para despreciar a las mujeres"


La violencia contra las mujeres está legitimada por la sociedad. Así lo expone la antropóloga Marcela Lagarde, quien señala que los Estados obstaculizan la lucha contra los feminicidios. La investigadora mexicana, referente del feminismo, habla de la importancia de lograr la paridad en las instituciones, de los problemas que existen en la búsqueda de la igualdad en su país y de la necesidad de aplicar la sororidad, la solidaridad entre mujeres.

Marcela Lagarde consigue explicar décadas de esfuerzo feminista con serenidad y paciencia. La supresión del sistema patriarcal y la construcción de una ideología igualitaria han sido los principios que Lagarde ha defendido como política y como activista.
La investigadora mexicana entró  al Congreso de la Unión como diputada por el Partido de la Revolución Democrática (PRD)  en 2003 con un objetivo: tipificar el delito de feminicidio. Y lo logró. Durante tres años y como presidenta de la Comisión Especial de Feminicidio de la Cámara de Diputados de México, luchó para lograr consensos y convencer a los legisladores más reaccionarios de la necesidad de unirse en defensa de los derechos de las mujeres.    
Lagarde acuñó el término feminicidio para describir las muertes violentas de las mujeres en Ciudad de Juárez, promovió los cambios necesarios para la investigación de este delito en México y fue perito ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos en un caso relacionado al tema. Considerada una de las principales referentes del feminismo en Latinoamérica, las publicaciones de Marcela Lagarde versan sobre los roles sociales, la sexualidad, el trabajo y otros temas en la línea de los estudios de género, tanto en el ámbito político como en aquellos más cotidianos. En Los cautiverios de las mujeres, su libro más conocido,  analiza aquellos espacios en los que las mujeres sobreviven a pesar de la opresión cultural del patriarcado.

Cuando usted ingresó como diputada en 2003, de los 500 legisladores que integraban el Congreso de la Unión, sólo el 22% eran mujeres. ¿Costó introducir temas feministas, con esa minoría?
No. (Responde convencida) No, no me costó. Éramos una minoría, pero yo llegué al Congreso para hacer política feminista. El partido con el que fui, el de la Revolución Democrática, me propuso ir en su lista precisamente por ser feminista, por ser académica, por ser mujer. Varias condiciones que en otro momento hubieran sido imposibles. El grupo parlamentario del PRD me apoyó en todo, siempre. Todos los diputados y diputadas estuvieron siempre acompañando lo que propusimos, no sólo el grupo parlamentario del PRD, también otras personas de otros partidos. Logré un consenso pluripartidista, y eso me dio mucha fuerza. La gente sabía a qué me dedico, sabía que yo estaba ahí en un momento grave. Grave porque yo fui con la propuesta de agenda política de lograr la tipificación del delito de feminicidio. El tema estaba en la prensa desde hacía varios años, y yo ya lo había denominado feminicidio en Ciudad Juárez. Las feministas llevamos muchos años trabajando y nos movemos en muchos espacios. Tenemos mucho reconocimiento y aunque no somos millones, hemos logrado incidencia política. Y en el caso de la violencia contra la mujer, era tan terrible, que yo pienso que era necesario dar una respuesta positiva, no sólo de persecución, de más violencia sobre la violencia, sino como lo producimos nosotros. Yo creé la Comisión Especial de Feminicidio de la Cámara de Diputados y fui la presidenta los tres años. Estaba formada por diputadas y diputados de todos los partidos políticos. La mayor parte eran ausentistas, como siempre. Pero algunos sí iban y me arropaban mucho. Eso me dio mucha fuerza para ir a los estados del país, donde había detectado feminicidio, a presentar una investigación que hice, a decir: esto es lo que está pasando aquí, y eso no puede ser. Pero claro, yo era diputada, y me tenían que oír.
¿Qué supuso para México la aprobación de la paridad política hace dos años?
¿Te imaginas? (sonríe). Desde que yo me acuerdo, hemos hecho política en minoría, siempre. Siempre. Aunque, numéricamente, las mujeres hayamos sido muchas veces mayoría, en cuanto a derechos políticos, en cuanto a participación política, a ocupación de espacios políticos, liderazgos institucionales, ha habido una gran desigualdad. Fuimos creando la conciencia entre nosotras de que teníamos que trabajar por la igualdad en serio. La igualdad sustantiva, la igualdad real entre mujeres y hombres. Y finalmente vimos la paridad.   Para eso, creamos una red nacional que se llama Mujeres en Plural, que es formidable. Estamos ahí mujeres de diversos partidos, mujeres sin partido, y decidimos asociarnos por la igualdad. Ha sido maravillosa esa red, porque hemos podido trabajar uniéndonos en lo que estamos de acuerdo, que es lograr la igualdad, la paridad numérica, cambiar la ley electoral, llevar a la Constitución el principio de igualdad. Y lo logramos. A los días de aprobarse, se nombra un grupo de trabajo que va a trabajar sobre la constitución de la Ciudad de México. La Ciudad de México es progresista, tiene 20 años gobernada por la izquierda y hemos avanzado muchísimo en el derecho de género, en el empoderamiento de las mujeres, el derecho a decidir pleno, muchas cosas. Pero se nombra este grupo para hacer un borrador, y es un grupo que no es paritario. Es increíble. Logras eso, y en un proceso de creación de una nueva constitución, no se aplica el principio de paridad en el grupo de trabajo.
¿Tuvieron muchos detractores, en esta búsqueda de la igualdad?
Sobre todo muchos obstaculizadores, porque ni siquiera debaten con argumentos conservadores y reaccionarios sobre la maravilla de la desigualdad, no lo hacen. Lo que hacen es ponerte todo tipo de obstáculos jurídicos, normativos, de que nunca llegues al quorum y que se acaba la legislatura, volver a empezar siempre.
En Guatemala ocurrió algo similar. Este año se buscó la paridad en las reformas a la Ley Electoral, y a pesar de que existía un acuerdo de jefes de bloque, la iniciativa se fue diluyendo. ¿Qué lectura hace de que se niegue la igualdad en un ámbito como la representatividad en el Congreso?
En toda América Latina estamos pasando por esas broncas. En México tenemos Ley de Igualdad. En otros países no la hay. La igualdad está sólo en la educación, o está como una aspiración del sistema electoral, pero no hay una ley entera. Si yo pudiera decir algo que nos ha funcionado fue hacer esta ley.  En México se legisla nacionalmente, pero como somos una federación hay que legislar también en cada estado. Son 31, y ahora la Ciudad de México. Es increíble, pero en ese proceso, algo hay de ganancia, porque los vas convenciendo y vas haciendo un rollo pedagógico, e interviene la gente progresista de cada región, de cada estado. Logramos convertir la discusión política sobre la igualdad en un tema de la agenda política local en cada sitio.  Ustedes tienen la maravilla de que no tienen 20 códigos penales, como nosotros. Tienen una sola legislación, pero pueden movilizar, hacer un proceso muy participativo. Lo que he encontrado es que cuando participamos de forma organizada y se van asentando corrientes democráticas de cambio, pues finalmente eso funciona. Hay que tratar de buscar mecanismos aunque sean grupos pequeños. En todas partes hay gente democrática, hay que encontrarla, ponerle nombre, ponerle cara, y que vaya apareciendo en estos procesos.

¿El sistema de cuotas es una opción viable?
Las cuotas son una acción afirmativa, para que quienes están excluidos dejen de estarlo. Entonces se crean cuotas, de cuántas mujeres, cuántos hombres. Lo común ha sido el 60-40. 60% de un género, 40% del otro, para las listas, las candidaturas, para todo. Pero resulta que ahí también nos han hecho trampa. Tuvimos que inventar una cosa que en España se llama “lista cremallera”, que van como en un zíper: una mujer, un hombre, una mujer, un hombre. Porque hacían la trampa de poner a todas las mujeres en los últimos lugares, nunca quedaban, o las ponían como suplentes. Los partidos políticos han obstaculizado la incorporación plena de las mujeres. En México pasó que durante una, dos legislaturas, se hicieron listas, ganaron las personas, iban como debe ser la cuota, y después de tomar posesión, algunas diputadas pidieron permiso para ausentarse del Congreso. Le pusieron el nombre de “Las Juanitas”, un término que yo ni siquiera repito, para no crear el estigma, porque eran mujeres que al irse dejaban al suplente que era su hijo, su esposo…. Tuvimos que reformar las leyes, hicimos una demanda al Tribunal Electoral a través de Mujeres en Plural, y nos contestaron positivamente, creando un sistema nuevo, que es que en cualquier lugar donde vaya una mujer de titular, tiene que haber una mujer suplente, para que no las manipulen o las obliguen de forma extorsionada a dejar su lugar. Varios partidos que ya habían hecho listas tuvieron que cambiarlas. No nos lo perdonan (sonríe). Muchos ya estaban acomodadísimos y tuvieron que irse.
El argumento de muchos opositores al sistema de cuotas o a la paridad, se basa en que si un número determinado de mujeres debe entrar en el panorama político, hay hombres quizás más formados que dejarían de hacerlo. ¿Qué análisis hace de este planteamiento?
El tema de las mujeres sin formación fue una objeción durante mucho tiempo, cuando las mujeres exigían participar y no les permitían con el argumento de que no tenían la educación profesional. Pero luego, se logró que las mujeres estudiáramos, y lo lograron los movimientos de mujeres. Ya estudiamos y tenemos calificaciones. Y en América Latina tenemos mucha mayor calificación universitaria que los hombres. Hay más mujeres doctoradas que hombres doctorados. Hay más mujeres que hacen estudios superiores. Este argumento ya no funciona. Los siguen usando porque nos creen ignorantes, pero no tienen razón. En cambio, muchos hombres están ahí sin tener las menores capacidades porque son muy malos gobernantes y representantes. No se prueba nada con lo que dicen. Y el hecho de que dejemos fuera a hombres maravillosos… pues ya quisiera yo ver eso, me encantaría (sonríe, con sarcasmo). Me encantaría que hubiera realmente políticos democráticos, confiables, capaces de enfrentar los problemas graves que hay en estos países. Y no hay esto. Y sí he visto que las mujeres que han ido encontrando espacios, han aportado muchísimo.
En Guatemala hay una representación de mujeres en el Congreso de menos del 14%. ¿Este es un obstáculo, o como usted dijo durante su legislatura, no supuso un problema?
No, no, no. Sí fue un problema, claro que sí. Imagínate, si hubiéramos tenido el 50%, muy rápidamente hubiéramos podido sacar acuerdos, sacar la ley, incluso implementar políticas públicas. No pudimos. Nos llevamos toda la legislatura construyendo el consenso. Éramos muy pocas y del 22% de mujeres, no todas apoyaron la ley, por ejemplo. Para Guatemala, digo lo mismo. La igualdad debe ser un derecho para mujeres y hombres. Ambos géneros tenemos el derecho de participar en condiciones de igualdad. Eso permite que, por lo menos, no haya exclusión numérica. Pero además, si hay más mujeres, los hombres ya aprenden a compartir con ellas. Es muy educativo. El espacio mixto ayuda muchísimo. Quienes viven solitos, como Club de Toby, no entienden de qué se trata la vida, ni el mundo. Me parece que aportamos mucho, pero si además de ser mujeres somos feministas, me parece que aportamos una visión política extra, que es un aporte a la democracia. Y en el feminismo, todavía somos mayoría mujeres. Sería formidable que hubiera mujeres y hombres feministas muy visibles defendiendo estas propuestas como suyas. Eso me encantaría. Y que pase en Guatemala me encantaría muchísimo también.
De ese 14% de mujeres, varias se conocen como esposas, exesposas, hijas de hombres políticos. Se crea una figura de mujer política en función del hombre. ¿Cómo ve ese uso de los espacios políticos?
Bueno, eso forma parte de Estados no democráticos. La democracia tiene un principio básico, que es la ciudadanía. Y la ciudadanía es una condición individual. Las personas entran, salen, pueden ocupar espacios por sus méritos propios, no porque estén ligados familiarmente con nadie. Aspiramos a que sea así, a que podamos elegir gobernantes, dirigentes, autoridades, representantes, funcionarios… en función de sus capacidades mostradas públicamente. En todos los países en los que hay democracia hemos hecho la crítica del nepotismo, porque no estamos en regímenes patrimoniales, no se trata de eso. Si ya es terrible “la hija de” en los partidos políticos, peor es en todo el país. Es una burla que haya ese uso de las relaciones familiares.
Después de la tipificación del delito de feminicidio, ¿ha habido una mejora en la lucha contra el mismo?
En cuanto a eso, sí. Pero en cuanto a la intensidad del feminicidio, no hemos avanzado nada. Es más, hay más feminicidios ahora, o se conocen más, porque se denuncia más, se investiga más, y en eso sí aportó la tipificación del delito. El delito sólo sanciona, pero no cambia las cosas. La ley sí cambia las cosas, porque determina políticas de Estado, para prevenir atender, sancionar y erradicar la violencia. Eso es lo que contiene nuestra ley. Llevamos 10 años con ella. Hemos encontrado —yo lo analizaba como antropóloga— una especie de geografía de obstáculos para la implementación de esa ley. El primero es que quienes la tienen que implementar, no están de acuerdo con los derechos humanos de las mujeres, por ejemplo. No están de acuerdo con que los hombres son violentos, y con que esos violentos que asesinan mujeres son delincuentes. Muchos de ellos, cínicamente te dicen: “Bueno, es que las mujeres se lo buscaron”. Hay todo un debate misógino, terrible, incluso institucionalmente: hay tortuguismo, ausentismo, bloqueos, simulación de que “estamos trabajando y se va a aplicar la ley”, mal uso de los recursos.

¿El Estado facilita que exista violencia contra las mujeres?
Es parte del problema. Cuando yo definí qué era el feminicidio, vi el problema muy claro. Por la perspectiva feminista de análisis que utilicé, me daba cuenta de que en el feminicidio, hay el victimario específico, el que asesina a una mujer. Pero eso sigue funcionando porque hay una gran impunidad, porque no hay persecución del delito, porque no hay justicia, porque finalmente no hay una prevención de lo que pasa. Todo ese “no hay” es la ausencia del Estado. Y esa ausencia es parte de ese problema. En la definición del feminicidio yo dije que esos crímenes terribles suceden entre otras cosas por una enorme tolerancia social a la violencia contra las mujeres. La gente se puede preocupar más por las abejas que por las mujeres. Lo digo con mucha tristeza. Se permite que haya violencia en las fiestas, la gente ve como hombres violentan a mujeres, a sus parejas, cómo dice que “se pelearon”, “hay pleito”, "hay riña”, cuando son hechos de violencia de género. Los dejan pasar, nadie pide castigo. Nos ha costado mucho trabajo lograr que las mujeres denunciemos la violencia. Hemos debido crear instituciones para que reciban denuncias, y puedan canalizarlas y perseguir el delito. Si el Estado no se transforma y no interviene positivamente, es culpable de que las mujeres no podamos exigir, y tener y vivir una vida libre de violencia. El Estado es parte del problema, y es muy contradictorio. A mí me lo han dicho muchas mujeres llorando y con enojo: “¿Cómo vamos a confiar en el Estado, si el Estado es omiso, negligente, corrupto?”. Pero sin Estado, no hay derechos. Lo que tenemos que hacer para erradicar el feminicidio es lograr que el Estado se transforme en función de las leyes que ya lo conforman.
La violencia contra la mujer está legitimada, a pesar de ser ilegal, entonces.
Claro. Y además, todavía tiene aspectos legales. En México todavía hay leyes que son atentados contra las mujeres. Hay una disposición en la Ley de Igualdad y también en la de violencia para eliminar todas las leyes y todos los conceptos jurídicos que son misóginos o que violentan los derechos de las mujeres. Y en algunos estados se ha logrado que se eliminen esas leyes, pero en otros, no. A veces también hay legislación que favorece la violencia contra las mujeres. Pero aunque no hubiera, hay legitimidad, hay tolerancia social a la violencia. Necesitamos una sociedad democrática, que todavía no la tenemos.
¿La violencia contra la mujer sólo aparece en los asesinatos y violaciones, o se encuentra también en otros ámbitos?
En México hay cinco tipos de violencia. La violencia familiar, que muchas veces es conyugal; también está la violencia comunitaria, la institucional, la escolar y laboral y la violencia feminicida, que es la que propusimos nosotros. Esas cinco modalidades tienen tipos de violencia: psicológica, sexual, económica, patrimonial… y eso se combina todo. Y muchas mujeres vivimos varias de estas violencias simultáneamente por períodos muy largos. Y todavía no se investiga. Muchas veces cuando nos dan datos de la ONU, plantean por ejemplo, “se ha investigado que el 45% de las mujeres ha vivido violencia al menos una vez en su vida”. Yo digo: no. Eso no dice nada. Además no es el 45, es el 100% que hemos vivido algún tipo de violencia. Se está tratando de reformar la ley para incorporarle dos nuevas modalidades: la violencia obstétrica, que ya está legislada en varios países, y la violencia política, porque en el transcurso de estos 10 años han ocurrido feminicidios de mujeres políticas, candidatas, ediles, alcaldesas… Es feminicidio político. Eso ya no es una novedad, se ha vuelto un problema.
Sobre la violencia obstétrica. Los doctores suelen escudarse en su propia experiencia para coaccionar a las mujeres a llevar el embarazo y el parto de una manera determinada. Por ejemplo, a hacer cesáreas, episotomías, inducción al parto, cuando no es necesario. ¿Puede primar la experiencia de un doctor antes de la decisión de una mujer sobre su cuerpo?
No debería. Pero ahí hay una dominación terrible de los médicos sobre las mujeres porque no reconocen que nosotras debemos decidir cómo y qué hacemos sobre nuestro cuerpo. Por eso, desde el movimiento feminista trabajamos el tema de reapropiarnos del cuerpo y asumir decisiones importantes sobre el mismo. De rescatar procesos no dañinos desde el embarazo o en el parto. Hay tipos de parto que han demostrado ser menos dolorosos, y prácticas que no deberían ser obligatorias, como la episotomía, y que se practica casi por hobby.  La violencia obstétrica provoca mortalidad materna. Uno de los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio era reducir la mortalidad materna, y no se cumplió. Eso quiere decir que hay una dejadez, una falta de interés en el cuidado de las mujeres y la protección de los derechos. Tendremos que hacer más ruido para erradicar la mortalidad materna. Yo llamo feminicidio a las muertes maternas, porque está demostrado que la mayoría pudieron ser evitadas, y se produjeron por negligencia.

En la oposición al feminismo también hay mujeres. ¿Aplicamos la sororidad?
No, no todas, no. La sororidad se produce en un espacio feminista, porque implica la conciencia de género. Pero es una actitud y una ética de relación entre mujeres. Hemos sido educadas para despreciar a las mujeres, como los hombres, a no valorarlas, a competir por muchas cosas, pero hacerlo con una hostilidad particular. Que desde luego nunca alcanza la hostilidad de los hombres hacia las mujeres, nunca.
Pero a veces sí se reproduce ese modelo patriarcal en las propias mujeres.
Sí, sí. Y claro, ¿dónde se aprende el feminismo? En la tele, en los programas donde se burlan, donde hacen el ridículo mujeres y hombres, donde hay violencias extremas, gritos…Ahí no aprendes feminismo. En las escuelas tampoco se aprende. Es un conocimiento estigmatizado. Y bueno, las feministas ya hemos ido logrando que el feminismo se enseñe en el ámbito académico.
¿Es la sororidad la vía para lograr los objetivos del feminismo?
Sí, claro. Estoy convencida de eso, y lo practico todos los días. Y te sigo contestando sólo por sororidad. (Ríe).

martes, 24 de mayo de 2016

Prostitución: Opresión patriarcal institucional


Llevamos escuchando desde hace unos años ciertas cosas como que "la prostitución es un trabajo tan digno como otro cualquiera", que "la visión negativa se centra en motivos moralistas", "que la regulación es necesaria porque eliminará la trata y que ésta es la única prostitución perseguible", "que las prostitutas estarán mejor de ésta manera y que si es decision suya nadie debería de impedirlo".
Para hacer frente a estas falacias debemos remontarnos al principio del patriarcado, el patriarcado nace para asegurar el poder de los varones que desarrollan su poder mediante dos formas: la propiedad y el sexo.
La primera se aseguró mediante el matrimonio que nació para asegurar el sistema de herencias, el varón elegía una mujer a la cual consideraba mejor que las demás y la convertía en propiedad privada suya, de tal modo que ningún otro hombre podía disponer de ésta. La segunda fue una institución que aseguraba a los hombres su derecho a desarrollar sus deseos sexuales, aquellos deseos que no podían satisfacer con sus mujeres , la esposa estaba pensada para el hogar y para la procreación, pero con ella el hombre no podía satisfacer todas sus necesidades, fue la prostitución. El hombre patriarcal ve en el sexo una forma de fortalecer su masculinidad, ven en él un logro, la máxima expresión de superioridad respecto al otro sexo. Los hombres tienen el privilegio que a las mujeres aún hoy se nos es vedado es la gran mayoría de culturas, el placer.
Centrémonos en ésta última, la prostitución que es el tema que nos atañe ahora mismo, el matrimonio lo trataremos en otra ocasión. La prostitución puede definirse pues, como el ejercicio de poder sexual del hombre sobre la mujer a cambio de dinero. La prostituta, a diferencia de la esposa, no es propiedad de un solo hombre, es una mujer colectiva, a la que todos deben tener acceso a cambio de un precio. La prostituta no es libre, está tan sometida como todas las demás, se debe a todos y no solo a uno, y por supuesto su placer no es el importante, es más es inexistente y solo aparece si el putero lo considera conveniente.
Podemos considerar que ésto es una prostitución primitiva pero ¿realmente lo es?. Respecto a este punto debemos hacernos dos preguntas: ¿Tiene la prostituta libertad real para dar su consentimiento?, en el caso de que lo fuera ¿bastaría? y¿Por qué los hombres actuales van de putas?
Respondamos a la primera: Un gran porcentaje de mujeres prostituidas son víctimas de trata, en este punto todo el mundo está de acuerdo en que no existe ningún tipo de consentimiento y es esclavitud, pero ¿y el resto?, la inmensa mayoría de prostitutas "voluntarias" han llegado alli por necesidad, para sobrevivir, son mujeres sin recursos, victimas de pobreza y de falta de educación, muchas veces victimas incluso de abusos en la infancia, ¿existe entonces un consentimiento?. No hay consentimiento, hay necesidad, esas mujeres no quieren estar alli y dejarían de estarlo si tuvieran la oportunidad, por este motivo podemos decir que la prostitución es además clasista pues afecta principalmente a los sectores más desfavorecidos, se nutre principalmente de mujeres pobres, es una manifestación brutal del sistema de clases. Nos queda pues un pequeño porcentaje que no llega ni a un 10% de prostitutas que lo hacen sin ningun tipo de problema porque lo ven como un trabajo más, ¿qué problema habría en regularla para ellas?, En primer lugar no se puede regular para una minoria siendo las consecuencias tan nefastas para la mayoría de las que la ejercen, segundo y más importante se nos olvida un factor fundamental, ellos, los puteros. ¿Por qué en paises como España, donde las mujeres estamos cada vez más liberadas en el tema sexual el consumo de prostitución no deja de crecer?, la respuesta os la pueden dar los mismos puteros, motivos como "me es mucho más barato pillarme a una puta", "con las putas haces lo que quieres y con las otras no", "puedes elegir a la tia que te de la gana que de ninguna otra forma te follarias y follartela pagandole", "un hombre tiene que follar", se encuentran entre los motivos, por supuesto a estos les da lo mismo el motivo por la que la mujer esté ejerciendo. Es como hemos dicho un ejercicio de reafirmacion de poder sobre las mujeres, un espacio en el que sentirse machos, No hay más que meterse en foros de puteros para comprobar el pensamiento de estos seres; mujeres tratadas y valoradas como ganado, descripcion de sensaciones de estos sobre sus experiencias, cosificación extrema de la mujer que es vista solo como un medio para sus deseos, violencia hacia las prostitutas, física y psicológica, prácticas cada vez más extremas y busqueda de mujeres cada vez más jovenes....
La prostitución es por el putero una institución que oprime a la mujer, que discrimina a esta y la cosifica poniendola al servicio de hombres que ven en ella la realización de sus deseos más patriarcales, que no pueden soportar la frustración de ver mujeres libres. Una sociedad igualitaria no puede permitirse tener prostitución en ella. Por supuesto existen hombres que se prostituyen y mujeres que consumen prostitución, pero respecto a los primeros los clientes siguen siendo en su inmensa mayoría varones gays, que sustituyen a la mujer por un hombre porque no sienten deseo sexual respecto a éstas, y en cuanto a mujeres, su presencia es mínima y en la mayoría de los casos se trata de una prostitución más romantizada donde lo que se busca es una cita terminada en sexo, siendo incluso ellas las que terminan violadas en más de una ocasión. Con esto no quiero justificar la compra de sexo por mujeres con la que tampoco estoy de acuerdo, lo que quiero decir es que no se debe a un motivo de genero como sucede por ejemplo en la violencia de género, no hay un motivo de género en la violencia de la mujer hacia el hombre por lo tanto no se le incluye aunque estén realizando el mismo acto físico.
¿Quién se encuentra entonces detrás de la regulación?:
En primer lugar proxenetas, mafias que ven en ella el segundo negocio más rentable del mundo amparándose en una muy mal entendida libertad sexual de las mujeres que significa una reivindicación del placer de la mujer, el disfrute del sexo y control de nuestros cuerpos, convertida en la capacidad de mercantilización de éstos, mezclada con el neoliberalismo económico más absoluto donde el deseo individual es el centro de la economía por encima de los derechos colectivo (Véase como ejemplo el caso Alemán).
Por último, el sexo no es en nuestra cultura como cualquier otra cosa, ¿podria llegar a serlo? Puede, pero a día de hoy eso no es asi, si fuera como cualquier otra cosa no existirían los delitos sexuales, tú no puedes demandar a tu jefe porque le encante chocarte los cinco por las mañanas pero si por tocarte el culo, por ejemplo. La prostitución trae secuelas psicologicas e incluso fisicas para muchas prostitutas que llegan a sufrir incluso estres postraumático.
Por lo tanto, di no a la prostitución, concienciate y conciencia contra ella. Nuestros cuerpos son nuestros, el disfrute del sexo es nuestro y no se compra. Ninguna mujer puede sentirse libre mientras haya un solo hombre que vea a la mujer como un objeto sexual al cual puede acceder mediane precio.


Subido por M. Cecilia Méndez B.

miércoles, 18 de mayo de 2016

Heteropatriarcado



Se entiende por heteropatriarcado a la unión de la heteronorma y el patriarcado. Por ello vamos a analizarlos individualmente aunque como veremos están relacionados, por lo que su definición por separado se hace difícil.

-Heteronorma. Es la norma social que establece la heterosexualidad y las prácticas hetero como acto natural del ser humano, imponiendo la heterosexualidad como sexualidad normal con la que se nace y con la que nos tenemos que relacionar por el resto de nuestras vidas. Para que exista esta heteronorma, debe existir unos roles de género que permitan las relaciones entre hombres y mujeres, si no hay hombres ni mujeres no hay heteros, tampoco gays, bolleras ni bisexuales. A su vez, para que exista una norma, en este caso la heterosexualidad dominante, debe darse una otredad, un otro, un oprimido. En cuyo caso es la homosexualidad y el lesbianismo, cuyas prácticas están igual de condicionadas por el binomio hombre hombre-mujer, macho-hembra y femenino-masculino. Para sentirse atraído por "tu mismo sexo" o "tu sexo opuesto" debe darse el binomio sexual macho-hembra. Así, la heterosexualidad se convierte en una sexualidad, o norma, dominante por encima de otras como la homosexualidad y el lesbianismo, que son "lo otro", reduciéndose al binomio homo-hetero. Cuando un cuerpo no reproduce esta norma heterosexual, una seria de mecanismos se encienden contra éste, que es lo que denominamos heterosexismo, la discriminación y ataque a todas las prácticas no heteronormales(transfobia -rechazo hacia personas homosexuales o intersexuales; homofobia y lesbofobia -rechazo hacia las personas y prácticas homosexuales y lesbianas). Estas prácticas heternormales consisten en la relación de cuerpos considerados como opuestos (hombre-mujer) y en una limitación del cuerpo en las prácticas sexuales, por ejemplo el ano en el cuerpo del hombre. Da igual si el ano lo penetra una mujer con un objeto o alguna parte de su cuerpo, las prácticas anales no entran dentro de la heteronorma, considerándose como una pérdida de masculinidad o un acto no propio de un cuerpo asignado como hombre. A la misma vez, la heteronorma reduce a los genitales las prácticas sexuales, por ello el ano, como hemos mencionado antes, junto al resto del cuerpo más allá de los genitales no entran dentro del ideario heterosexual para las prácticas sexuales, es por ello, que el BDSM es considerada también una aberración, una parafilia, un acto no heteronormativo.

-Patriarcado. Relación autoritaria y jerárquica que se da entre un hombre y una mujer, siendo tratado el hombre como un ser superior, bien biológicamente o culturalmente, sobre la mujer, siendo un ser inferior a servicio del macho que la cuidará y protegerá durante su vida. Esta relación hombre-mujer se debe a la asignación de ciertos valores a un rol o a otro, como por ejemplo la competitividad, el orgullo, el valor, el deber de proteger y defender, la fuerza o la masculinidad al rol de hombre, mientras que el de la mujer recibe valores como la dependencia, la fragilidad, la tranquilidad, el romanticismo y el sentimentalismo o el consumismo. Cuando un cuerpo no se rige al rol de género que se le ha sido asignado nada más nacer, igual que en el caso de la heteronorma, se llevan a cabo una serie de actos o ataques contra dicho cuerpo, bien hasta que se adecúe a su rol o bien de forma perpetua.

Así, vemos, que tanto la heteronorma como el patriarcado tienen su base en los roles de género, que funcionan como actos represivos hacia nuestra libertad afectiva y sexual, incluso en cualquier otro ámbito de nuestra vida cotidiana, ya que, tanto el patriarcado como la heteronorma, no se dan puntualmente sino que actúan o funcionan día a día, en cada instante de nuestras vidas.


por M. Cecilia Méndez B.